martes, 18 de septiembre de 2012

6 AÑOS SIN LÓPEZ



Jorge Julio López escarba con el tenedor el fondo de la lata de atún,  mastica despacio, pensando. Está seguro de que nadie lo vio irse. Extiende la bolsa de dormir que compró hace unos meses y se acuesta. Se va durmiendo, como distraído, mirando las manchas del puente que le sirve de techo.
Jorge Julio López se sienta en un costado del largo banco de madera, descansa su espalda contra la pared. Repasa mentalmente los últimos días. No está seguro de si hizo lo correcto, pues una cosa es ausentarse y otra muy distinta es tirar un cadáver calcinado en Punta Lara. Fue una acción exagerada, piensa, teatralizada. Pero ya está. No hay vuelta. Saca del bolso una toalla doblada y la coloca prolijamente en el banco, vuelve a meter su mano adentro del bolso y revuelve. No encuentra el jabón. Sus dedos se topan con las llaves de su casa. Las agarra, las mira, piensa…
- Debería volver y tirarlas en el jardín.- dice en voz alta, casi sin darse cuenta, y vaya a saber qué mecanismo inexplicable de la mente se activa y se acuerda de que el jabón está adentro de uno de los pliegues de la toalla. Tira las llaves adentro del bolso, encuentra el jabón y abre la canilla de la ducha en algún camping mas perdido que él.
La intensa prolijidad con la que es buscado lo tiene a mal traer en más de una oportunidad. En Atalaya, por ejemplo, siente el olfato de los perros prácticamente encima. Se oculta en la tupida vegetación y en la oscuridad. Escapa tranquilo, a paso firme de borcego. Pero Jorge Julio López esa noche no duerme tranquilo: sueña con una mujer que se convierte en pájaro, que lo ve, que sabe por donde camina.
El 19 de junio de 2008, Jorge Julio López llega caminando hasta la frontera con Paraguay, presenta en Migraciones su Documento Nacional de Identidad y cruza al país vecino. Abandona Misiones. Abandona Argentina. La decisión que tomó es dura, difícil, pero correcta. Atrás quedaron esas ideas locas de realizar un asado entre familia y compañeros.
Por la diagonal transita la marcha. Un cartel diagnostica: veo al hombre que ordenó mi secuestro, no veo al hombre que haga justicia. El cartel lleva una foto de Julio con gorra. Son un grupo reducido de personas, compañeros del testigo, que delirantes, trasnochados, paranoicos, afirman que Jorge Julio López fue secuestrado y exigen al poder político y a la justicia que investigue a Etchecolatz, a su entorno y a la policía bonaerense. 
Vecinos de San Cristóbal contra la Impundad
18 de Septiembre del 2012

No hay comentarios: